viernes, 18 de septiembre de 2009

A la altura del cambio

¿Qué más puede significar EL CAMBIO histórico que vive el país para los dos partidos mayoritarios?

Que nuestros políticos y la forma de ejercer su profesión también deben cambiar. El momento histórico que estamos viviendo en El Salvador debe ser interpretado como una oportunidad para “evolucionar”, cambiar lo que se venia haciendo mal.

Mauricio Funes como el nuevo presidente tiene la titánica tarea de crear políticas económicas y publicas que por un lado permitan que El país enfrente mejor una crisis internacional y la ya crisis interna heredada de años atrás y por otro, políticas y medidas que sostengan y hagan viables sus proyectos sociales con una preferencia por los pobres, a pesar de ambas crisis. La voluntad de los dos partidos mayoritarios para enfrentar la crisis es importante e indispensable. Deben llegar a acuerdos políticos.

El FMLN y ARENA “nacen” en la guerra, y debido al cese de fuego y los consiguientes acuerdos de paz se deponen las armas, pero continua una guerra mediática donde siguen las hostilidades, los señalamientos mutuos, las difamaciones y demás que como entonces en medio del fuego cruzado, están los ciudadanos. Debe haber un cambio en el actual escenario político y es en la actitud y madurez de ambos partidos mayoritarios. Si algo de cierto hay al interior de la cúpula de los partidos políticos mayoritarios, es que ambos están jugando un partido estratégico donde uno va ganar y otro va perder y lo que esta en juego es la continuidad o quedarse atrás.

Por una parte ARENA; después de la decisión de la mayoría de votante de poner fin a los 20 años de gobierno, para recuperar la confianza y credibilidad de la gente –sobre todo de los que no votaron por ellos- debe tomar decisiones inteligentes que entre muchos otros cambios deben romper con ciertas continuidades obsoletas. En el momento histórico mundial que vivimos, un himno donde aun se hace referencia a vencer a los comunistas probablemente ya no haga eco ni represente ningún ideal por que luchar, sobre todo si tal amenaza no existe. Tanto el discurso político como el himno del ex – partido oficial esta presionado a cambiar no por la población, ni por el partido ahora oficial, sino por la misma historia. A ARENA no le queda mas que jugar de manera sobresalientemente bien su papel de oposición o quedarse con las ganas de retomar el poder. Debe esconder las uñas o realmente cortárselas, ser mas parcos en sus movimientos estratégicos, y tomar medidas que den señales a la población que son una oposición critica, objetiva y sensata. Debe haber voluntad de llegar a acuerdos políticos.

Por otra parte el FMLN por tener el rol principal tiene uno de los mayores retos y no una oportunidad, sino “la oportunidad” de demostrar que son capaces de gobernar. Debe dar las señales correctas a la ciudadanía, debe entender que es su momento de salir al campo de juego y que de este partido que dura cinco años se define la credibilidad que mantenga y gane para una reelección. Deben mostrar señales claras de que quieren y pueden. Deben tener madurez política. La pregunta no es si la tienen, sino si se tiene la voluntad para tenerla.

El FMLN al igual que su mayor adversario debe dejar de fomentar el odio. Cierta ala del partido debe abandonar el discurso de las luchas de clase, de reivindicación y colocarse a la altura del momento que estamos viviendo. Por otra parte debe haber más control de las organizaciones juveniles para que estos no interpreten el gane del FMLN como mas poder y por ende más razón para la violencia (en las marchas, en las calles).

No existe “la única” forma de solucionar los problemas, no es en el comunismo, ni en el capitalismo, ni sus variable solas las que solucionaran los problemas que no se han solucionado en décadas. Hoy en día en la actual crisis económica-social, probablemente los acuerdos políticos sean un buen árbitro, uno de las mejores opciones que nos señale por dónde ir, sobre todo en momentos en que vivimos una doble crisis económica, se necesitaran de estos donde el protagonismo, el orgullo y la polarización se subyuguen a la voluntad de solucionar los problemas del país.

Nuestra actitud hacia los dos partidos mayoritarios debe pasar de un estado pasivo a un estado activo, expresar lo que no nos gusta y exigir más de los políticos. Mientras el cambio no llegue también a los partidos políticos y entre otras cosas se siga usando los mismo argumentos confrontativos, obsoletos y desfasados seguiremos bailando al son de: …Izquierda, izquierda, Derecha, Derecha adelante y atrás un, dos, tres…, asegurando así que aquellos problemas que traemos de décadas atrás sigan siendo los mismos de nuestro presente y futuro.