miércoles, 30 de junio de 2010

Joya de Cerén: La Dinámica Sociocultural de una comunidad Semicampesina de El Salvador.

"La dinámica de los grupos domésticos".

Carlos Benjamín Lara Martínez

    En este capítulo Carlos Lara pretende abarcar el tema de la dinámica de los grupos domésticos en Joya de Cerén desde sus elementos constitutivos que él reduce a tres variables: la base material de los grupos domésticos, su composición social; que abarca los tipos de familia y su organización interna, y el sistema de normas y valores que rige la vida familiar y las relaciones entre los parientes. Él dice que a partir del examen de estos tres elementos, se puede precisar las funciones que cumplen en el contexto de la sociedad global.

    Respecto a la base material de los grupos domésticos él dice que el grupo doméstico es ante todo un grupo residencial y está compuesto por un conjunto de individuos que habitan un espacio común. Además señala que la base material de los grupos domésticos está constituida por la vivienda y sus implementos. Solo en el periodo que el realizo su investigación él señala que el 92.6% de los jefes de familia son propietarios de la vivienda en la que viven, además que la mayor parte de las viviendas han sido construidas con adobe, siguiéndole el tipo mixto (29.4%) y el bloque (13.2%). Por último, señala que hay viviendas de bahareque (8.8%) y los ranchos son sólo el 2.9%, sobre todo los de cartón y plástico.

     Respecto a la composición de los grupos domésticos él dice que estos están constituidos por un conjunto de personas que se consideran parientes entre sí, y estos establecen diferentes tipos de familia. Él clasifica los grupos familiares en tres tipos:

1- Familia nuclear: que es la constituida por un padre, una madre y sus hijos e hijas.

2- Familia nuclear incompleta: que es la que carece de alguno de los tres elementos de la familia nuclear. No cuenta con el padre o con la madre o con los hijos e hijas.

3- Familia ampliada: es la formada por la asociación de dos o más núcleos familiares.

     Carlos Lara nos señala en este capítulo que en alguna medida el abuelo representa la autoridad, además que ellos mantienen un ciclo de desarrollo doméstico en el cual los hijos/as cuando se casan van a residir a la casa de los padres y al tener un hijo y si la economía les permite se van a vivir a las cercanías.

     Por otra parte él habla de los grupos domésticos y el sistema de parentesco. Al respecto el dice que en general, los pobladores de Joya de Cerén tienden a buscar cónyuge al interior de su cantón o en las comunidades aledañas, y que esta tendencia endogámica o localista favorece la preservación de las normas de comportamiento de la comunidad. Él dice que en Joya de Cerén no existe una organización basada en un sistema de grupos de descendencia unilineal -agnática o uterina-, sino que más bien el parentesco que ha prevalecido es fundamentalmente cognático, pues se reconocen ambas líneas de descendencia, la del padre y la de la madre. Él aclara que si bien la línea paterna tiende a ser más importante que la línea materna, siempre existe la opción de afiliarse al grupo de solidaridad que deriva de la línea de descendencia materna. Para el este tipo de parentesco puede definirse como un sistema ambilineal, pues crea una red ambigua de solidaridad, en la cual nunca se establecen los límites exactos del grupo, de tal forma que un pariente puede o no sentirse obligado a ayudar a otro pariente.

     Posteriormente él habla de la organización de los grupos domésticos, al respecto señala que el sistema de autoridad está definido en virtud de dos principios fundamentales: la supremacía masculina y la jerarquía de los grupos de edad; además la máxima autoridad de la familia es el padre, excepto en aquellos hogares donde éste se encuentra ausente. Él dice que este principio de autoridad masculina se combina con otro principio, el de la jerarquía de los grupos de edad, según el cual los mayores tienen autoridad sobre los menores. Aquí él señala una primera conclusión él dice que el sistema de autoridad -basado en la supremacía masculina y la jerarquía de los grupos de edad- es efectivo no sólo para garantizar la subsistencia de los miembros de los grupos domésticos sino también para transmitir las normas y los valores sociales de la comunidad.

     Por último él habla de la solidaridad social al interior de esta comunidad. Él dice que el grupo doméstico es la unidad primaria en la que se desenvuelven las relaciones de cooperación y ayuda mutua entre los pobladores de Joya de Cerén. También señala que al interior del grupo doméstico existen dos tipos de relaciones sociales: las relaciones verticales, relaciones de autoridad, y las relaciones horizontales, entre sujetos que ocupan más o menos la misma posición de poder. Para él las relaciones de solidaridad se desarrollan; en primera instancia, a través de las relaciones verticales como las relaciones entre los padres y los hijos o los abuelos y los nietos. Entre estos últimos se establece un tipo de transacción basada en la lógica del don, en la cual el donante ofrece incondicionalmente un bien o un servicio a alguien, cuidándose de no hacer explícito cualquier propósito instrumental que se tenga.

     Por último él termina mencionando que también hay asociaciones voluntarias que los pobladores de Joya de Cerén han creado que son otro tipo de relaciones de solidaridad y tienen relación con el sistema de los grupos domésticos; por ejemplo las diversas organizaciones religiosas, tanto católicas como protestantes. Al finalizar él dice que el sistema de solidaridad del cantón Joya de Cerén se construye, en primera instancia, sobre la base del sistema de los grupos domésticos.

bibliografía
Lara Martínez, Carlos B (2003): Joya de Cerén. La Dinámica Sociocultural de una Comunidad Semicampesina de El Salvador. San Salvador, CONCULTURA

ANTROPOLOGIA DE LA POBREZA: CINCO FAMILIAS

Oscar Lewis

    Oscar Lewis fue un antropólogo norteamericano de gran importancia que escribió el libro “Antropología de la pobreza: cinco familias”. Él introdujo el estudio de la pobreza desde un punto de vista social, e introdujo el concepto de "la cultura de la pobreza". Uno de los mayores atributos de este antropólogo fue que logró consolidar un estilo de trabajo particular que fue experimentando y afinando a lo largo de 25 años de producción antropológica; (después de sus obras antropología de la pobreza 1959 y de su trabajo sobre Tepoztlán (1960), no sólo en México sino también en Puerto Rico, Cuba y los Estados Unidos.

     Su obra “antropología de la pobreza: cinco familias” hace una esquemática radiografía y a la vez un estudio objetivo de la vida diaria de cinco familias pobres de la ciudad de México, en el año de 1943. Esta investigación es de tipo descriptivo y para la realización de la misma él empleó nuevas formas de acercamiento al estudio integral de la vida familiar; él crea una nueva herramienta de estudio para su época, un instrumento etnográfico: las historias de vida – a él se le atribuye su creación-. A través de esta herramienta estudia a las familias desde varios ámbitos, su diario vivir, el ámbito cultural, el local y logra abarcar el estudio del barrio y el individual. De esa formó logró estudiar problemas y sucesos comunes a toda la familia; además que utilizó la observación participante de forma muy detallada en su diario acontecer.

     En sí esta investigación muestra un cuadro íntimo y objetivo de la vida diaria de cinco familias mexicanas, cuatro de las cuales pertenecen al sector de ingresos económicos más bajo. Estas familias son:

• Los Martínez: viven en un pueblo y ganan muy poco dinero diariamente, sin un sueldo fijo y muchos hijos.

• Los Gómez: estos viven en el D.F. y se mudaron de un pueblo para buscar una vida mejor, el padre es camionero, los hijos trabajan, las hijas ayudan en la casa, y viven en un multifamiliar en uno de los barrios más pobres de la ciudad.

• Los Gutiérrez, que son los más pobres de las cinco familias, viven en una vecindad muy pobre de la ciudad de México, donde casi el 42% de las personas que viven ahí son analfabetos.

• Los Sánchez, es una familia de clase media inferior que combina con clase trabajadora y viven en una colonia pobre a las afueras de la ciudad.

• Los Castro, son “nuevos ricos”, el padre es millonario por su propio esfuerzo, creció en un barrio de vecindad y no ha perdido rasgos de la clase baja.

    Lewis para estudiar a estas familias, utilizó cuatro formas de acercamiento: primero organizó los datos de las familias tomando en cuenta algunos aspectos como cultura material, vida económica, relaciones sociales, vida religiosa, relaciones interpersonales (a esto último le llamo realismo etnográfico, ya que no es ficción ni antropología convencional por que sus miembros no son inventados si no personas reales). Estos datos que obtiene los organiza y presenta bajo encabezados de acuerdo a cada aspecto: cultura material, vida económica, relaciones sociales, vida religiosa, relaciones interpersonales, y así sucesivamente. Después a raíz de la información obtenida se reconstruyeron los aspectos variados de la familia y de los miembros individuales de la misma.

     Por otra parte en el siguiente acercamiento, él analiza la historia a través de los ojos de cada uno de sus miembros, y posteriormente –en el tercer enfoque- él selecciona un problema o suceso especial o aquella crisis a la que reacciona toda la familia y por último estudia a la familia como un todo.

      Lewis lo que pretende con esta investigación es mostrar la cultura de los pobres, y en ella señala que para lograr entenderla es necesario vivir con ellos, aprender su lengua y costumbres e identificarse con sus problemas y aspiraciones. En sí este libro trata de dar un recorrido por la vida de estas familias de diferente nivel socioeconómico, para comprender, lo que ellos viven, lo que sienten, la manera en que hablan, lo que compran, sus gustos, costumbres, lo que comen, que les gusta hacer, etc. Uno de los principales argumentos de Lewis es que la elite educada de muchas naciones, posee comúnmente un escaso conocimiento directo de la cultura de sus propios pobres; y esto se debe según él lo señala a que la naturaleza jerárquica de su sociedad inhibe la comunicación entre una clase y otra.

      Una de sus ideas finales principales es que a pesar del incremento de producción y de la prosperidad aparente, existen síntomas de que no todo va bien en México. Él dice que a pesar de que ha aumentado grandemente el bienestar nacional, su distribución desigual ha permitido que la disparidad entre los ingresos del rico y los del pobre sea aun más aguda que antes.

bibliografía
Lewis Oscar. 1965. Antropologia de la Pobreza.Cinco Familias. México. Fondo de Cultura Económica. Págs. 302.

Hogar, Familias y Grupos de Acción. El Sistema Familiar Mesoamericano ante los desafíos del siglo XXI.

David Robichoaux

    David Robichoaux comienza diciendo que los últimos estudios señalan que hay que considerar los sistemas familiares como propios de determinados modos de reproducción social, determinados grupos domésticos y de otros grupos de parentesco. En este trabajo él se centra en describir el sistema familiar mesoamericano como un contexto estructural, como una estructura estructurante –en sus palabras- o una matriz sociocultural en la que se da una variedad de arreglos de consumo, producción y otras actividades que rebasan los conceptos usuales de familia y hogar que se han establecido.

    Al comenzar el texto parte por señalar que la opinión de los primeros expertos en antropología mesoamericana sirvió para moldear las primeras ideas sobre parentesco y familia en México, imprimiéndoles un sesgo euro céntrico. En sí –según señala Robichoaux-estas ideas excluyeron el parentesco y a la familia en la investigación, y atribuyeron un origen europeo a los mismos, por lo que no hubo interés por su estudio en la época ni existían las herramientas conceptuales para estudiarlas. Robichoaux dice que la noción del origen español del fenómeno familiar en México se repitió una vez tras otra sin que los investigadores se preguntaran en qué consistía lo español. Por otra parte también señala que se dio la discusión de algunos intelectuales del siglo XX entorno a la idea de una familia mexicana, gestada durante el porfiriato y fortalecida y difundida durante la revolución de 1910. Al final Robichoaux lo que quiere señalar es que es necesario considerar en el análisis del sistema familiar mesoamericano factores de índole cultural; incluyendo a la hora de abordar el tema de la familia, pero desde la perspectiva del reconocimiento de la diversidad cultural de México.

     Posteriormente este autor habla del contexto sociocultural del sistema familiar mesoamericano y de la reciprocidad negociada y la delimitación de los grupos de acción. En síntesis lo que él hace es que examina alguna de las relaciones de reciprocidad que se establecen entre los miembros de la patrilinea localizada y del grupo local de parentesco que resulta ser producto del mencionado sistema familiar. Además señala que dichas relaciones se basan principalmente en la reciprocidad, a través de la cual se crean grupos de acción solidarios que cumplen diferentes funciones en la producción y en el consumo así como en el ámbito ritual y otras funciones asociadas con la familia residencial. Al respecto Robichoaux propone una primera tesis; que la reciprocidad y el intercambio parecen ser elementos claves en la tradición cultural mesoamericanas y en la configuración de las relaciones intrafamiliares y representan una de las mayores fortalezas del sistema familiar mesoamericano.

    Una observación importante que él hace al interior de este artículo es que es necesario conceptuar “los grupos solidarios de acción” tomando en cuenta las relaciones especificas de reciprocidad e intercambio. Al final del texto él termina con algunas reflexiones en torno a los posibles rumbos futuros del sistema familiar en nuevos contextos. Él concluye diciendo que el tránsito inevitable de la familia extensa a la nuclear pregonadas por las distintas vertientes de la teoría de modernización tendrá que someterse a una profunda revisión y de paso se tendrá que revisar los conceptos de hogar que no han resultado adecuados para captar toda la complejidad del sistema familiar mesoamericano; y agrega que en ese proceso será importante también analizar las relaciones entre los distintos miembros de la patrilinea limitada localizada, así como entre otros parientes y observar las relaciones de intercambio y reciprocidad que se establecen entre ellos.

bibliografía
Robichaux David, Hogar, Familias y Grupos de Acción, El Sistema Familiar Mesoamericano ante los desafíos del siglo XXI.

martes, 29 de junio de 2010

El aporte de Claude Levi-Strauss


Claude Lévi-Strauss fue uno de los maestros del siglo XX en la antropologia social, fundamentando el método de la antropología estructural -basado en la lingüística estructural de Ferdinand de Saussure- e introduciéndolo en las ciencias sociales. Una de sus obras fundamentales y que vimos en clase fue "Las estructuras elementales de parentesco", esta analiza cómo se organizan las familias en sentido amplio, y la complejidad de sus relaciones y ritos; mientras Radcliffe-Brown hablaba de las relaciones de parentesco basadas en la ascendencia común y de la familia nuclear como unidad del sistema de parentesco, Lévi-Strauss sostenía que éstas tenían más que ver con las alianzas entre familias, y con su estructuración posterior.

Uno de los grandes aportes de Levi-Strauss trabajando junto a Marcel Mauss y su equipo, fue que consiguieron que la etnografía; que hasta entonces había dependido de misioneros y administradores coloniales, adquiriera rango de ciencia universitaria. El año pasado, por estas fechas, el mundo cultural francés le rindió un homenaje al cumplir 100 años, y como nadíe es eterno y lastimosamente ese mismo año fallece dejando todo un basto legado teórico para los estudios del parentesco, y la antropología en general.

tomado de http://cibelesyalrededores.blogspot.com/2009/11/un-grande.html 

Las estructuras elementales del parentesco

Claude levi-Strauss

Levi-Strauss escribe esta obra, y en el documento estudiado se presentan cinco capítulos. Uno de los objetivos es presentar las principales ideas de las principales discusiones en la antropología del parentesco, los cuales para Lévi-Strauss vienen a converger en problemas de carácter normativo e universales entre las sociedades.


La división de estos capítulos Levi-Strauss los ha define así: capítulo II El problema del incesto, Capítulo III El universo de las reglas, Capítulo IV Endogamia y exogamia, capítulo V El principio de reciprocidad y el capítulo IX el matrimonio de los primos. En el primer capítulo que se trata del problema del incesto, Claude Lévi-Strauss ve en el problema del incesto el resultado de muchas ideas equivocas sobre cómo se ha abordado queriendo explicarlo; para él hay que descubrir las razones por las que el incesto implica un prejuicio para el orden social. Para él para abordar el problema del incesto, es necesario presentar tres de las principales ideas que han acometido esta discusión: biologicista, psicologista y sociologista.

El primer tipo de explicación intenta mantener el doble carácter de la prohibición, disociándola en dos fases. Para Lewis H. Morgan y sir Henry Maine el origen de la prohibición del incesto es natural y social al mismo tiempo, pero en el sentido de ser el resultado de una reflexión social sobre un fenómeno natural. En este primer tipo de explicación la prohibición del incesto sería una medida de protección destinada a proteger a la especie de los resultados nefastos de los matrimonios consanguíneos. El segundo tipo de explicación tiende a eliminar uno de los términos de la antinomia entre los caracteres, natural y social de la institución. Para muchos sociólogos y psicólogos la prohibición del incesto no es más que la proyección o el reflejo, sobre el plano social de sentimientos o tendencias para cuya explicación solo es necesario considerar la naturaleza del hombre. El tercer tipo de explicación dice Levi-Strauss tiene en común con la segunda la presunción de eliminar uno de los términos de la antinomia. En este sentido ambas se oponen a las explicaciones del primer tipo , que mantienen los dos términos al mismo tiempo que intenta disociarlos; pero este tercer tipo adopta una posición simétrica pero inversa, es decir ve en la prohibición del incesto una regla de origen puramente social cuya expresión en términos biológicos es un rasgo occidental y secundario.

En el capítulo tres, Levi –Strauss habla del universo de las reglas. Él dice que las reglas deben verse como una relación plenamente natural de los grupos sociales, por tanto la prohibición del incesto debe estudiársele como regla inmersa en los grupos sociales. De esta forma, “es la relación social la que cumple una función determinante más allá del lazo biológico, implicados en los términos “padre”, “madre”, “hijo”, “hija”, “hermano” y “hermana”. Por otra parte él dice que el principio de la regla descansa en el doble aspecto fundamental de naturaleza/ cultura entre los seres humanos, donde el principio de recibir y dar se traduce en la oposición del matrimonio y la filiación. Al final él dice que la regla como tal es el principio fundamental de la prohibición del incesto, donde el carácter de esta es asegurar e intervenir en la permanencia del grupo.

En el siguiente capítulo Levi-Strauss se centra en señalar la definición y diferencia entre endogamia y exogamia. En síntesis él lo dice así: “…aquí deben distinguirse dos casos: la endogamia y la unión preferencial; vale decir, en el primer caso la obligación de casarse en el interior de un grupo definido objetivamente, y en el segundo la obligación de elegir como cónyuge a un individuo que tiene con el sujeto una relación de parentesco determinada…” (Lévi-Strauss:1993, 82). Por otra parte en el siguiente capítulo denominado “el principio de reciprocidad”; el comienza mencionando los fundamentos de la reciprocidad en los postulados de Marcel Mauss al hablar del don. Para él los intercambios no sólo tienen esencialmente un carácter económico, sino que nos pone en presencia de lo que con cierto denomina “un hecho social total”, dotado de una significación a la vez social y religiosa, mágica y económica, utilitaria y sentimental, jurídica y moral”. La función de la reciprocidad en Mauss conllevaría a una restitución de regalos, establecer derechos sobre algo, y el retorno de un derecho. Uno de los puntos relevantes que él señala es que la exogamia puede resumir la creencia en que es necesario definir las clases para que sea posible establecer relaciones entre ellas, en tanto que la prohibición del incesto, define las relaciones sociales de formas complejas acordes a cada sociedad de forma directa e indirecta que descansan sobre principios solidarios. Por lo tanto dice el principio de reciprocidad permite actuar de dos formas; por la constitución de clases que automáticamente delimitan el grupo de los cónyuges posibles, o por la determinación de una relación, o de un conjunto de relaciones que permiten decir si el cónyuge de que se trata, es deseable o excluido.

Para Lévi-Strauss en el intercambio como fenómeno social total se intercambian bienes preciados en los cuales se encuentran también las mujeres, además él dice que en todas partes se encuentra un doble supuesto implícito o explicito y es que los regalos recíprocos constituyen un modo, normal o privilegiado según el grupo de transmisión de los bienes, o de ciertos bienes y estos regalos no se ofrecen de modo principal o en todo caso esencial, con el fin de recoger un beneficio o ventaja de naturaleza económica. Por otra parte Levi-Strauss dice que la exogamia y la prohibición del incesto son reglas idénticas; como la exogamia, la prohibición del incesto es una regla de reciprocidad ya que únicamente renuncio a mi hija o a mi hermana con la condición que mi vecino también renuncie a las suyas; él dice que la violenta reacción de la comunidad frente al incesto es la reacción de una comunidad dañada, además el intercambio puede no ser ni explicito ni inmediato: pero el hecho de que pueda obtener una mujer es, en último análisis, la consecuencia de que un hermano o un padre hayan renunciado a ella”. Para Levi –Strauss el intercambio de mujeres está asegurando las relaciones sociales entre otros grupos.

En el último capítulo de el matrimonio de los primos Levi-Strauss habla de los primos cruzado, él dice que en este caso la clase y el grupo de individuos determinados por la relación, son coextensivos y el matrimonio de los primos cruzados se distingue de la prohibición del incesto en la medida que el primero condiciona bajo una lógica negativa y el otro positiva; pues “el interés del matrimonio entre primos cruzados reside, sobre todo, en el hecho de que la división que establece entre cónyuges prescriptos y cónyuges prohibidos deslinda una categoría de parientes que, desde el punto de vista del grado de proximidad biológica, son rigurosamente intercambiables. Al final para Lévi-Strauss, el estudio del incesto y las prohibiciones matrimoniales tienen origen en la función de nuestras propias instituciones como un principio fundamental entre los matrimonios de primos cruzados donde en último análisis sólo expresa el hecho de qué materia de matrimonio es necesario dar y recibir, pero que no puede recibirse de quien la obligación de dar, y que es necesario dar a quien posea un título para recibir, ya que la donación mutua entre deudores conduce al privilegio, así como donación mutua entre acreedores condena a la extinción.

bibliografía
Lévi Strauss, Claude. (1949) Las estructuras elementales del parentesco. Planeta Agostini, Barcelona, 1993.

El problema del Incesto

    Este capítulo comienza diciendo que es necesario señalar la diferencia entre incesto y exogamia; partiendo de entender el incesto como el que se refiere a las relaciones sexuales y la exogamia como el que se refiere a las relaciones conyugales. El propósito del autor al ahondar en la cuestión del incesto tal como lo dice es por querer saber por qué en la mayoría de los lugares y los tiempos se ha proscrito y se han evitado las relaciones sexuales entre parientes primarios. Él dice que si se sitúa el incesto en el centro del desarrollo de la humanidad, se suscita otra interrogante “…¿Deseamos decir por qué fue instituido en un principio este tabú, o bien queremos saber por qué cualquiera que sea su origen, persiste?...” A raíz de esta interrogante, él señala tres puntos principales que han sido objeto de discusión al hablar de las razones de su persistencia: a) ¿por qué serian tan desventajoso o desastroso para la familia, en particular, o para la sociedad, en general, el que dentro de la familia existiesen relaciones sexuales? b) ¿por qué hay gentes movidas a practicar o a prohibir tales relaciones? c)¿por qué la mayoría de las sociedades las prohíben y castigan a los infractores?

     Este autor explica una por una, pero en concreto lo que señala es que la respuesta de la primera pregunta se refiere al Tabú del incesto y reglas de exogamia; las del segundo se refieren al origen y persistencia del tabú del incesto y el tercero a las consecuencias, motivaciones y sanciones. A raíz de sus análisis de estos tres puntos el autor hace una primera conclusión y es que no existe un horror universal hacia el incesto y muchas sociedades no tienen severos castigos contra él, otras lo practican y aun en otras reina una verdadera indiferencia hacia él. Entonces él dice que a raíz de ver todas estas distinciones, el problema ya no consiste en hallar una buena respuesta universal, sino en conocer el margen de variación. Para él para explicar la casi universalidad con que se evita el incesto, cree que se debe abordar la cuestión de su origen.

     Posteriormente el autor se detiene a explicar como la teoría de la selección natural y la teoría demográfica explica la cuestión del incesto. Por un lado la primera dice que el tabú del incesto es un mecanismo que se originó a causa de sus mayores ventajas selectivas, la segunda dice que los rasgos demográficos de la antigua población humana hacían relativamente difícil la procreación intrafamiliar. Al final él señala que ambas teorías suponen que las consecuencias de evitar el incesto tenían ventajas de adaptaciones superiores y de mayor alcance que simplemente prevenir la procreación intrafamiliar. Por otra parte él señala que no es conveniente englobar todos las formas de incesto en un mismo apartado, porque entonces se ignora que hay tres formas probables de incesto: padre-hija, hermano-hermana y madre-hijo. Estos difieren en varios aspectos y la mayor de ellas está entre el incesto intergeneracional y el incesto fraterno.

     Una segunda conclusión que este autor señala es que es más corriente evitar el incesto que impedirlo activamente, además que las relaciones sexuales entre parientes primarios no son distintas de las que se dan entre personas que no son parientes; por lo que él no aceptaría el concepto de un instinto especifico respecto de la vida sexual intrafamiliar. De esta forma dice él quedan invalidadas las nociones tanto de evitación “natural” como de deseo incestuoso “natural”. Él agrega que lo único distinto entre los miembros de una familia es su estrecha convivencia y los cambios que se puedan dar de esto son los que determinaran si habrá o no indiferencia hacia el incesto o si causará horror.

bibliografía
Fox R. (1972) “El Problema del Incesto” en: Sistemas de parentesco y matrimonio. Madrid: Alianza.

sábado, 26 de junio de 2010

PODER, MERCADO Y TECNOLOGÍA DEL PARENTESCO CONTEMPORÁNEO

María Eugenia Olavarría

    Este artículo tiene el propósito de discutir algunos aspectos del parentesco contemporáneo en el contexto de las sociedades individualizadas. Es un artículo corto de diez páginas donde la autora María Eugenia Olavarría intenta responder a preguntas como ¿cuáles son los procesos sociales que han llevado a visualizar de una manera distinta este ámbito de estudio clásico? y ¿Tiene aún pertinencia la teoría del parentesco en un contexto de deslocalización de las relaciones sociales?

     Olavarría comienza señalando que en la última década del siglo XX se distinguen dos grandes tendencias que obligan a repensar qué es la teoría del parentesco hoy día: primero, las nuevas discusiones sobre la articulación de las distintas esferas del poder y la dominación que han tenido que echar mano del herramental teórico con que la antropología cuenta desde hace más de un siglo para entender las relaciones entre los sexos, las generaciones y los grupos. En segundo lugar el reconocimiento a fines de los ochentas en el sentido de que, sexualidad, género y parentesco forman un único tema de estudio: el que se refiere a la institución de la reproducción humana.

     Este artículo de Olavarría está dedicado a delinear críticamente estas tendencias, así como a plantear cómo en este proceso, el parentesco se ha reconstituido, se ha repatriado –según ella lo señala- y al mismo tiempo se ha recompuesto; es decir, en cómo ha devenido en otro objeto de análisis aún más desafiante inscrito en procesos de deslocalización y de mundialización de las relaciones. En primer lugar ella comienza tomando a Godelier cuando este reconoce en el parentesco un dispositivo mediador, una especie de codificador o traductor de las relaciones sociales básicas. Por otra parte toma a Bourdieu ya que coinciden con Godelier porque este dice que la construcción simbólica del cuerpo, no se reduce a una operación estrictamente performativa de “nominación” sino que se trata de un proyecto social que tiene lugar sobre el cuerpo en sí mismo, de una transformación profunda y durable del cuerpo socialmente diferenciado, lo que él le llama la hexis corporal. Para Bourdieu, según lo señala Olavarría, el parentesco configura una auténtica economía política de la reproducción en el que las mujeres, sujetas al aparato médico y jurídico, se convierten en agentes pasivos de la reproducción, tal como ocurre en nuestra sociedad respecto del aborto y el uso de la reproducción asistida.

     Para ella hay que reconocer en el proceso de ‘repatriación’ del estudio del parentesco, uno de los vuelcos más importantes que ha llevado a este estudio a una nueva faceta. Para Olavarría este proceso consiste en mirar hacia las propias sociedades occidentales con vistas a la construcción comparativa de teorías relevantes para comprender el campo reconstituido del parentesco. Para ella el fenómeno de la repatriación del parentesco tiene que ver con todo lo que las nuevas técnicas reproductivas, han sacado a flote en términos de la obsesión biologicista de nuestras sociedades, según lo señala.

     Después de hacer una reseña de algunos importantes autores que han propuesto marcos de análisis entorno al parentesco, y después de ella traer un orden argumentativo se introduce hablar de parentesco y adopción, de las familias en la época actual en un contexto de “sociedades individualizadas” como ella les llama y de tecnologías reproductivas.

     Al final ella concluye que suponer que el parentesco, como a menudo se repite, sólo es útil en el análisis de las sociedades premodernas, equivale a ignorar el valor de la etnografía, la cual funciona a manera de contraste y que, aunque surja de un particularismo, nos hace darnos cuenta de que el modelo de parentesco que domina en la actualidad no es ni más ni menos que una configuración particular entre muchas.

bibliografía
Olavaria Maria Eugenia, Poder Mercado y Parentesco Actual Revista de Antropología Experimental Nº8, 2008 Texto 17: 235-244 Universidad de Jaén España. Disponible en Línea.

EL SURGIMIENTO DE LA FAMILIA NUCLEAR EN MEXICO

Rosario Esteinou

La autora de este articulo Rosario Esteinou comienza planteando algunas preguntas previo a abordar de lleno sus argumentos; algunas como ¿Qué entendemos por familia nuclear? ¿Cómo y cuándo surgió? ¿La familia nuclear de la que nos han hablado los historiadores tiene las mismas connotaciones que la que observamos en la actualidad?. Su objetivo en este trabajo es describir el proceso por el cual se ha dado el surgimiento de la familia nuclear moderna en México, tomando como referencia tres dimensiones analíticas: la estructura familiar, las relaciones familiares y las relaciones de parentela. En la primera parte presenta el marco analítico que utilizó, para analizar y en la segunda los rasgos que asume –la familia-durante el periodo colonial. Una de las primeras tesis que la autora expone es que a diferencia de lo que se ha planteado, la familia nuclear, como entramado de relaciones socioculturales, no surgió durante el periodo colonial sino hacia finales del siglo XIX.


Teniendo en cuenta las tres dimensiones que menciona la autora dice que tratara de reconstruir cómo se ha presentado el proceso de surgimiento de la familia nuclear en México. Para ello parte por describir cuál era el modelo dominante bajo el cual se construyó buena parte de la sociología de la familia, la forma que asumió el análisis de dichas dimensiones hasta los años hasta los años sesenta del siglo XX y los cuestionamientos que recibió en la década de los setenta. En corto lo que expone al respecto es que al transitar de una sociedad simple a otra compleja de formaciones histórico-sociales tradicionales a modernas, la familia de ser extensa se volvía nuclear. En ese tránsito, esta se modificó tanto en su estructura como en sus relaciones y en sus funciones, es decir la familia perdió potencialidad en muchas de sus funciones que eran asumidas, por otras agencias externas a ella y se caracterizó por una función eminentemente expresiva. El aumento de la división del trabajo, con el relativo proceso de especialización funcional de los subsistemas que componían el sistema social y la industrialización, constituyó el factor principal que influenció el cambio de la familia.

Esta tesis derivó de una instancia evolucionista que, a partir de pensadores del siglo XIX, permeó y condicionó también las reflexiones sociológicas del siglo pasado, creando una continuidad que vinculaba idealmente a Durkheim, quien formuló la “ley” de contracción progresiva de la familia y Parsons quien sistematizó los procesos de cambio en las estructuras familiares en términos de nuclearización y de especialización funcional. Por un lado Durkheim rechazó una concepción de la familia en términos de grupo natural y la definió como una institución socialmente determinada; por otra parte Parsons concentró toda su reflexión en el contexto de clase media urbana americana, asumiendo como centro de análisis no tanto y no sólo a la familia, sino a la relación familia-movilidad social. Él consideró a la familia nuclear —compuesta por los padres y los hijos dependientes—, aislada de la parentela particularmente adecuada para transmitir todo el sistema de valores de la sociedad americana, centrada en lo que se puede definir como una filosofía del éxito, del logro social según lo señala la autora. Rosario se centra en analizar ambos planteamientos; el de Durkheim y el de Parsons y lo que estos establecieron en torno a la familia nuclear.

Una de las ideas principales que Rosario señala del análisis de ambos autores y de las teorías en boga en la época es que dentro del campo sociológico hay una serie de estudios que cuestionó la afirmación de que la familia moderna fuera nuclear y aislada de la parentela -como se creía-. En particular se puso en discusión que nuclearización y aislamiento de la parentela —desde el punto de vista de la cohabitación— significase rompimiento de los vínculos con ésta y superación total de la lealtad y dependencia de vínculos adscriptivos. Estos estudios se concentraron en el análisis de la tercera dimensión que ella propone, en las relaciones de parentela.

Rosario va trazando una línea de diferentes autores que hicieron una revisión del paradigma evolucionista aplicados a los cambios de la familia y menciona a Peter Laslett como una de las contribuciones más importante en los inicios de los años setenta; sus estudio se centraron en la dimensión de la estructura familiar concluyendo que probablemente la forma de la familia nuclear había sido una de las características constantes del sistema familiar occidental, siendo así que la familia nuclear había precedido por siglos a la industrialización. Por otra parte menciona a la propuesta de Stone, quien sostenía que el surgimiento de la familia nuclear moderna debía ser remitido al periodo preindustrial. Él decía que la familia -en particular la inglesa- había pasado a través de tres diferentes tipos en tres épocas distintas: la “familia de linaje abierto”; formada entre 1450 y 1630, la “familia nuclear patriarcal restringida”; formada entre 1550 y 1700, y la “familia nuclear doméstica cerrada” que según él comenzó a surgir en las clases medias y superiores hacia 1620 y se consolidó progresivamente hasta 1800. Rosario señala que obviamente se trata de tendencias, no de datos absolutos los que Stone describe de cada tipo de familia.

Para Rosario de las tesis de las investigaciones que presenta de diferentes autores, centradas en el análisis de la estructura o de las relaciones familiares, deriva otro resultado relativo a la relación entre estas dimensiones, entre estructura y relaciones familiares. Para ella no se puede establecer un único parteaguas que explique el cambio en un acto único, de la estructura, de las relaciones familiares y de las de parentela. Al final ella afirma que a pesar de que todavía quedan abiertas las incursiones en este campo, y que los tiempos y modalidades varían según cada país y región, existe un consenso al respecto. Con base a lo que ha analizado en otro autores ella saca tres conclusiones: que la industrialización más que crear a la familia nuclear, contribuyó a su difusión entre estratos y clases sociales que presentaban otras formas organizativas, hasta el punto de transformarla en la forma familiar predominante de la sociedad moderna; en segundo lugar que las tres dimensiones que he señalado no mantienen una relación unívoca entre sí, sino que es importante analizar el contenido de cada una de ellas y, a partir de esto, ver la relación que se establece; y por último que es necesario también tener en cuenta la relación y el papel que desempeñan las relaciones de parentela.

En lo que vendría a ser la segunda parte de este articulo, Rosario centra su análisis en el surgimiento de la familia nuclear en México. Para ello se remite desde la época prehispánica, no sin antes aclarar que la escasez de fuentes fue una de las dificultades en la realización de esta investigación por lo que sólo describe algunos de sus rasgos más importantes al respecto de la familia nuclear. En primer lugar ella dice que un aspecto central que hay que considerar cuando se analizan la familia y las formas de estructuración del parentesco en la época prehispánica es que las relaciones de parentesco no eran conceptualizadas bajo el término de familia. La concepción de la familia parece haberse dado más en términos de corresidencia que de las relaciones centradas entre padres e hijos y parientes por lo que se puede entonces dice Rosario, hablar del término familia aplicado a esta cultura siempre y cuando se tenga presente que era básicamente concebida como relaciones de corresidencia y en donde la cooperación económica era muy importante.

Por otra parte dice que el estudio de Carrasco –uno de los autores de su investigación bibliográfica- sugiere que la estructura familiar extensa y compleja se presentaba en forma frecuente en la época prehispánica, en el centro del país, y estaba estrechamente ligada a la configuración y al funcionamiento del calpulli desarrollando funciones sociales y económicas importantes. De ser así dice Rosario este estudio parece apoyar la tesis de que, en la época prehispánica, las pautas de estructuración del parentesco y de la familia tendían a la formación de grupos más amplios y de que el parentesco constituía un principio de organización social importante. En cuanto al tipo de relaciones familiares que era característico de esta sociedad, ella dice haber contado con pocas fuentes que le brindaran información precisa acerca de los rasgos que asumían. Sin embargo encontró algunos estudios que describen la situación que encontraron los españoles a su llegada a América. En sí lo que Rosario encontró fue que la familia indígena en el periodo prehispánico y primeros decenios de la colonia tendió a presentar proporciones considerables de estructuras extensas, que el tamaño de los hogares era mayor y que las relaciones de parentela tenían una presencia y un peso muy importantes. Además que la configuración de este tipo de estructura familiar obedecía a ciertas reglas en la formación de las familias, de acuerdo con las cuales los nuevos matrimonios o uniones mantenían la residencia en casa de los padres, generalmente de tipo patrilocal, y después de unos años, una vez que obtenían el reconocimiento de la comunidad y tenían acceso a su propia parcela de tierra, se establecían independientemente aunque cuando establecían su propio hogar lo hacían en el mismo patio, solar o cerca del hogar de los padres, y así mantenían relaciones de trabajo conjunto al labrar la misma tierra y mantenían fuertes lazos de sujeción a través de la autoridad que ejercía el padre con respecto de ellos. En otras palabras, las relaciones familiares que se generaban al interior reforzaban la configuración de estructuras familiares extensas.

Por otra parte Rosario dice que varios autores, entre ellos Malvido y Gonzalbo, han señalado que a partir de la conquista y de la evangelización la familia indígena redujo su tamaño y desarrolló una tendencia hacia la nuclearización. Elementos como las epidemias, el establecimiento del peonaje, las migraciones, la erradicación del núcleo familiar, así como la difusión de la venta de la fuerza de trabajo fueron factores que erosionaron los vínculos de dependencia que daban sustento a este tipo de familia. Para el marco de análisis que le interesa a la autora ella se pregunta ¿cómo se expresó este proceso de nuclearización en las tres dimensiones que indica y qué significado tuvo en términos del surgimiento de la familia nuclear conyugal moderna?

En primer lugar dentro de la primera dimensión que menciona; la estructura familiar durante la colonia, ella señala que varios estudios han reportado la creciente presencia de la estructura nuclear en diferentes regiones del país, a finales del siglo XVIII, sin embargo el proceso de nuclearización tendió a presentarse más entre los indios, mestizos y pardos y entre los españoles y criollos en cambio, era más común la estructura de familia extensa. En esta primera dimensión de análisis Rosario hace algunas observaciones puntuales: el proceso de nuclearización de la familia en México no fue producto de un proceso de industrialización o del desarrollo de las instituciones modernas; resulta inexacto establecer que el modelo español de formación de familias implantó y difundió de manera extensiva el modelo de familia nuclear conyugal en la sociedad colonial, entre otros.

En la segunda dimensión de análisis; la de las relaciones familiares durante la colonia, Rosario señala como el principal y decisivo papel en la transformación de las relaciones familiares a la evangelización y el papel de la Iglesia católica. Para ella este elemento fue el que aportó mayores modificaciones tendientes a la configuración de relaciones familiares de tipo moderno, por lo que se dedica a describir de qué formas hizo cambios sustanciales en las relaciones familiares de estos. En síntesis lo que ella expone es que desde una perspectiva sociocultural, en el periodo colonial, no se desarrollaron relaciones familiares del tipo de la familia nuclear moderna sino que señala que la reglamentación sobre el matrimonio –por ejemplo- y su implementación tendió a delimitar un espacio familiar en donde se acotaron las relaciones de parentesco al núcleo familiar. Ella dice que al poner el acento en los lazos entre la pareja y entre ésta y los hijos, dicha concepción contravino las tendencias poligámicas y de formación de linajes, pero en su interior presentó relaciones desiguales, jerárquicas y con un escaso nivel de individualización. En este sentido, la familia se nuclearizó o individuó con respecto a la red de parientes; es decir se nuclearizó con respecto al exterior pero internamente no presentó relaciones de tipo moderno.

En la tercera y última dimensión de análisis, -ella le ha denominado- el surgimiento de la familia nuclear, ella dice que el análisis histórico de las tres dimensiones familiares que hace: de la estructura, de las relaciones internas y de las relaciones de parentela se evidencia que la estructura familiar nuclear fue una realidad que se configuró de manera importante desde el periodo colonial sobre todo entre la población indígena, pero que a pesar de dicha nuclearización, ésta no estuvo acompañada de la asunción de pautas modernas desde el punto de vista sociocultural, como sería la difusión de la neolocalidad. Además ella dice que este proceso de nuclearización coexistió con un proceso de formación de estructuras de familia extensa, el cual se presentó principalmente entre el grupo étnico español. Por otra parte a pesar de que la estructura nuclear se difundió durante el periodo colonial, el cambio en las relaciones familiares presentó un ritmo mucho más lento desde el punto de vista sociocultural en la concreción de rasgos modernos.

Rosario señala como una de sus más importantes conclusiones que las relaciones familiares adquirieron algunos rasgos de la familia nuclear en el sentido de que tendió a presentar un mayor acotamiento, individualización y debilitamiento de los vínculos de parentesco más amplios, es decir, de la parentela.

bibliografía
Rosario Esteinou (2005), "El Surgimiento De La Familia Nuclear En México", Revista De Estudios Novohispanos , t/v VOL. 31, JULIO-DIC. 2004, México, Pag 99 – 136 en Línea.

“Género y Parentesco Reconsiderados: Hacia un Análisis Unificado”

YANAGISAKO, Sylvia y COLLIER, Jane.

El objetivo de este artículo según sus autoras es revitalizar los estudios sobre el parentesco y situar los estudios sobre género en el centro teorético de la Antropología, cuestionando los límites entre estos dos campos. Además pretender desafiar el punto de vista que distingue parentesco y género, esperando –en sus palabras- renovar la promesa intelectual de los mismos, como así también reconstruirlos como totalidad.


En primer lugar hacen referencia a los estudios del parentesco, señalando que durante las pasadas dos décadas, éste dejó su posición central como foco de las etnografías y como sitio privilegiado para el debate teórico acerca de las características de la estructura social. Recientes revisiones y comentarios sobre teoría en Antropología dicen ellas que aclaran de qué manera los estudios de parentesco dejaron de generar tanto las controversias, como la innovación conceptual que tuvieron durante la primera mitad del siglo XX. Ellas señalan que ni las etnografías ni los estudios comparativos se concentran actualmente en lo que se consideraba las bases fundamentales del parentesco. En retrospectiva resaltan que la declinante importancia teórica de los estudios de parentesco fue anunciada en las décadas de 1960 y 1970 por varios intentos realizados para repensar sus conceptos centrales y métodos; intentos que señalan fueron sintomáticos de la erosión general de la fe en el modelo estructural-funcional de la sociedad. Ellas mencionan que la crítica de posguerra hacia el paradigma estructural-funcional, socavó la confianza en la noción según la cual en todas partes, el parentesco constituía un dominio de relaciones rápidamente accesible para cualquier etnógrafo equipado con un mapa genealógico.

Haciendo una breve reseña histórica ellas señalan que la discusión puntual del parentesco como un campo de análisis discreto (Schneider 1976, 1984), dominó un período de creciente escepticismo acerca del modelo institucional de sociedad que el estructural funcionalismo había provisto. A medida que se iban dando cuenta que no se podía seguir suponiendo que en cada sociedad existe una esfera de lo político que provee autoridad y el ejercicio ordenador del poder y la coerción, también se logró ver que no se podía sostener una esfera del parentesco proveedora de un sistema de derechos y deberes para la ordenada reproducción de la vida humana.

Ambas autoras demuestran que recientes análisis del parentesco, que han conservado su vitalidad conceptual y que han realizado contribuciones innovadoras a la discusión teórica en Antropología, no focalizaron el parentesco per se, sino como un aspecto de la economía política o como un aspecto del amplio sistema de desigualdad en el cual el género constituye una dimensión clave. Ellas antes que aceptar sin cuestionamientos los límites analíticos convencionales, al realizar este artículo se han preguntado de qué manera se puede ampliar nuestra comprensión ignorando la línea divisoria entre género y parentesco.

En otro orden de ideas, ella dice que con el resurgimiento de los movimientos de mujeres en la década de 1960, las antropólogas feministas se volcaron hacia los estudios de parentesco en busca de herramientas para entender el lugar de las mujeres y sus posibilidades y a raíz que las académicas feministas cambiaron su orientación centrada inicialmente en comprender la posición de las mujeres, hacia la tarea de mapear las variaciones en los roles y experiencias de las mujeres –y así entender la construcción del género en sistemas sociales específicos- se comenzó a cuestionar los principales supuestos de la teoría del parentesco. Ella dicen que las antropólogas feministas pronto comenzaron a cuestionar la presunción acerca de una esfera doméstica organizada mediante constricciones afectivas y morales del vínculo madre/hijo, a las cuales otras funciones, -económica, política e ideológica- deben agregarse sin cambiar su rol primario y “natural” de reproducción humana(según las teorías en discusión de la época). Debido a su interés en las variaciones sobre las concepciones del género, las estrategias de las mujeres y el poder de las mismas, las feministas comenzaron a relacionar diferencias observadas en experiencias femeninas en diferentes formas de organización económica, política y cultural; cuestionando de este modo: 1) la aparente naturalidad de la díada madre/hijo y 2) la relación entre la supuesta “autoridad” masculina y la actual dinámica de poder y privilegio en sistemas sociales particulares. Estas autoras señalan que no sólo ellas se cuestionaron los principios del parentesco aceptados también lo hicieron la teoría de Goody sobre la evolución del ámbito doméstico; Bourdieu al rechazar las formalistas “reglas matrimoniales” de Lévi-Strauss y el análisis cultural del parentesco de Schneider (1968, 1972).

Una de las tesis principales de estas autoras es que a la luz del desafío feminista a la teoría del parentesco, parece haber llegado el tiempo de que los teóricos del parentesco busquen en los estudios de género herramientas para reconsiderar sus análisis, ya que como lo han demostrado las feministas, ya no es adecuado considerar a las mujeres como quienes traen al parentesco principalmente su capacidad de tener niños, mientras que los hombres aportan principalmente su capacidad para participar en la vida pública. Ellas no están de acuerdo con la simple utilización de los estudios de género para comprender las preocupaciones tradicionales de los teóricos del parentesco y en cambio dicen que sostienen que género y parentesco se construyen mutuamente.

Posteriormente ellas hablan del género los factores y hechos biológicos de la reproducción sexual donde utilizan las investigaciones y tesis de Schneider para construir su camino argumentativo. Una de las principales tesis que se deriva de ambos subtítulos es que al igual que los teóricos del parentesco, los analistas de género han supuesto que hay consecuencias sociales específicas que se derivan necesariamente de las diferencias entre hombres y mujeres. Ellas ponen como ejemplo, el supuesto que se da de que las mujeres llevan la mayor carga y responsabilidad en la reproducción humana; para ellas esta noción invade los estudios de género, en particular aquellos trabajos que utilizan una distinción entre producción / reproducción. Sin embargo para ellas esta noción con frecuencia parece ser más una extensión metafórica del énfasis en el hecho de que las mujeres se embarazan de los niños que una conclusión basada en la comparación sistemática de la contribución de hombres y mujeres a la reproducción humana. En otras palabras, el hecho de que las mujeres se embaracen y los hombres no, es interpretada como creadora de una relación universal de reproducción humana.

Para estas autoras el intento de separar el estudio de las categorías de género de los hechos biológicos a los que se considera que están conectadas universalmente, refleja el intento de los teóricos del parentesco -reseñado por Schneider en 1984- de separar el estudio del parentesco de los mismos hechos biológicos. Para ellas este intento está destinado al fracaso, porque comienza a partir de una definición de su tema de base que está anclada en estos factores biológicos. Para ellas es imposible saber qué significaría el género o el parentesco si hubiera que desconectarlos completamente del sexo y la reproducción biológica. Ella dicen que no les ha quedado más elección que iniciar su propia investigación acerca de los otros con sus propios conceptos; sin dejar de poner en relieve los supuestos culturales que están engarzados con ellos, y que han limitado su capacidad de comprender los sistemas sociales conformados por otras creencias culturales.

Para Sylvia y Jane los estudios de género y parentesco construyen sus explicaciones acerca de los derechos y obligaciones sociales y las relaciones de igualdad y desigualdad entre la gente sobre características presumiblemente naturales, ambos basan la legitimidad de sus inicios en nociones acerca de las mismas diferencias naturales entre la gente, por lo que en consecuencia, lo que se ha conceptualizado como dos campos de estudio discretos, aunque interconectados, constituye un único campo.

La segunda parte de este articulo lo titulan “trascendiendo las dicotomías: el foco puesto en los conjuntos sociales”. Ellas comienzan señalando que comprender el modelo folk de la reproducción humana que subyace a las categorías y dicotomías analíticas que han dominado tanto los estudios de género como de parentesco, es el primer paso para trascenderlas y luego hay que separarse de las dicotomías poniendo el foco en los conjuntos sociales. Ellas proponen un marco de análisis; primero parten de la premisa de que no hay “hechos”, biológicos o materiales, que tienen consecuencias sociales y significados culturales en sí mismos y acerca de los mismos, para ellas las consecuencias y significados de la fuerza son construidos socialmente, como lo son los de los medios de producción o los recursos de los que depende la vida de la gente. Del mismo modo también rechazan las dicotomías analíticas y antes que dar por hecho que las sociedades están constituidas por dominios institucionales explicables funcionalmente, proponemos investigar los procesos sociales y simbólicos por los cuales las acciones humanas dentro de mundos sociales particulares vienen a tener consecuencias y significados, incluyendo su aparente organización en dominios sociales que parecen ser “naturales”.

Ellas Parten de la premisa de que los sistemas sociales son, por definición, sistemas de desigualdad, lo cual ellas dicen las fuerzan a especificar qué entienden en cada caso particular por desigualdad. Es decir, en lugar de preguntar cómo las diferencias “naturales” adquieren significados culturales y consecuencias sociales, se preguntan por qué algunos atributos y características de la gente se reconocen y evalúan diferencialmente, cosa que no sucede en otros casos. Esto requiere que su análisis comience interrogándose ¿qué son los valores culturales de una sociedad? Y ¿qué procesos sociales organizan la distribución de prestigio, poder y privilegio? A partir de esta premisa proponen un programa analítico con tres facetas, las cuales están ordenadas siguiendo el orden que consideran debe seguir cualquier análisis en particular, y sin presuponer su importancia teórica. Estas tres son:

1) El análisis cultural del significado, es decir un análisis de los sistemas culturales de significados.

2) La construcción de modelos sistémicos de desigualdad de un tipo particular.

3) Un análisis histórico, ellas dicen que el cambio es posible en todos los sistemas sociales más allá de su configuración particular de desigualdad.

bibliografía
YANAGISAKO, Sylvia y COLLIER, Jane. “Género y Parentesco Reconsiderados: Hacia un Análisis Unificado”.

Un Mundo Desbocado: los efectos de la globalización en nuestras vidas

Anthony Giddens

     Anthony Giddens se introduce a este capítulo haciendo una reflexión acerca de que existe una revolución mundial sobre cómo nos concebimos a nosotros mismos y cómo formamos lazos y relaciones con los demás y que esta avanza desigualmente en diferentes regiones y culturas con muchas resistencias. Giddens dice que existen pautas similares casi en cualquier lugar en cuanto a la familia, los matrimonios y los divorcios y que lo único que varía es el grado y el contexto cultural en el que se desarrollan. Él pone el ejemplo de China donde el matrimonio y la familia son mucho más tradicionales, es un acuerdo entre dos familias, fijado por los padres en lugar de por los individuos afectados. Él señala un estudio reciente en la provincia de Gansu, de bajo nivel de desarrollo económico, donde se descubrió que un 60 por 100 de los matrimonios eran todavía concertados por los padres. Este autor señala que hay situaciones paradójicas en la China que se moderniza, muchos de los que se divorcian ahora en los centros urbanos se habían casado a la manera tradicional en el campo.

     Este autor dice que en China se habla mucho de proteger la familia, pero que aun así en muchos países occidentales el debate es aún más ruidoso, pues esta institución conforma un ámbito para los conflictos entre tradición y modernidad, pero también es una metáfora de ellos. Hablando de la familia tradicional el autor dice que ésta sobre todo es una unidad económica. Él señala que en la Europa medieval el matrimonio no se contraía sobre la base del amor sexual, ni se consideraba como un espacio donde el amor debía florecer; además dice que la desigualdad de hombres y mujeres era intrínseca a la familia tradicional. Un ejemplo de ello lo menciona al señalar que durante gran parte de la historia los hombres se han valido amplia, y a veces conspicuamente, de amantes, cortesanas y prostitutas, pero al mismo tiempo tenían que asegurarse de que sus mujeres fueran las madres de sus hijos y lo que se ensalzaba en las chicas respetables era la virginidad y, en las esposas, la constancia y la fidelidad. Aunque en la familia tradicional no eran sólo las mujeres las que no tenían derechos, tampoco lo tenía los niños. Abonando a sus argumentos, él señala que excepto en ciertos grupos elegantes o de élite, la sexualidad en la familia tradicional estaba dominada por la reproducción; era una cuestión de tradición y naturaleza combinadas, un ejemplo de ello es que en muchas culturas tradicionales, incluida Europa occidental hasta principios del siglo XX, una mujer podía tener diez o más embarazos durante su vida.

    Por otra parte él habla de la homosexualidad. Él dice que las actitudes hacia esta estaban regidas por una mezcla de tradición y cultura y que las sociedades que han sido hostiles a la homosexualidad la han condenado normalmente por considerarla intrínsecamente antinatural. Las actitudes occidentales han sido de las más extremas; hace menos de medio siglo la homosexualidad era considerada, en general, una perversión, y así venía descrita en manuales de psiquiatría. Sin embargo Giddens señala que en las últimas décadas los elementos esenciales de la vida sexual en Occidente han cambiado decisivamente de forma absoluta. La separación entre sexualidad y reproducción es, en principio, total; la sexualidad que solía definirse tan estrictamente en relación al matrimonio y a la legitimidad, tiene ahora poca conexión con ello y para el autor esto es un resultado lógico de la ruptura entre sexualidad y reproducción.

     Para Giddens lo que en la mayoría de los países occidentales sus defensores llaman la familia tradicional fue, en realidad, una fase tardía, transicional, en el desarrollo familiar durante la década de los años cincuenta; aunque ya para esta época la familia había dejado de ser una entidad económica, y la idea de amor romántico como base del matrimonio había reemplazado al matrimonio como contrato económico y es de entonces la familia ha cambiado aún mucho más. Al respecto dice que sólo una minoría de gente vive ahora en lo que podríamos llamar la familia estándar de los años cincuenta -ambos padres viviendo juntos con sus hijos matrimoniales, la madre ama de casa a tiempo completo y el padre ganando el pan-, porque en algunos países más de una tercera parte de todos los nacimientos tienen lugar fuera del matrimonio.

     Giddens dice que en la actualidad gran parte de la vida familiar se ha transformado por el desarrollo de la pareja. Él dice que hoy la pareja, casada o no, está en el núcleo de la familia y esta vino al centro de la vida familiar al menguar el papel económico de la familia y convertirse el amor, o el amor más la atracción sexual, en la base de los lazos matrimoniales. Él dice que mientras que estadísticamente el matrimonio todavía es la condición normal para la mayoría de la gente, su significado ha cambiado totalmente. En la actualidad significa que una pareja está en una relación estable y puede, en efecto, promover esa estabilidad, pues hace una declaración pública de compromiso; sin ser necesariamente este -el matrimonio- el principal elemento definitorio de la pareja. Giddens dice que el matrimonio ya no es una institución económica, pero como compromiso ritual puede ayudar a estabilizar relaciones por otra parte frágiles y si esto se acepta para las relaciones heterosexuales debe valer también para las homosexuales.

     Al final de este capítulo Giddens se pregunta ¿Qué pasa con las zonas donde la familia tradicional permanece casi intacta, como en el ejemplo de China con el que comenzó? ¿Se volverán los cambios observados en Occidente más y más globales? Él responde que sí y cree que ahora mismo están ocurriendo estos cambios. Para Giddens la subsistencia de la familia tradicional -o de aspectos de ella- en muchas partes del mundo es más inquietante que su declive, ya que él se pregunta ¿cuáles son las fuerzas más importantes que promueven la democracia y el desarrollo económico en los países pobres? Dice que la igualdad y educación de la mujer, y por ende entonces se pregunta ¿qué debe cambiar para que esto sea posible? Responde cerrando, que sobre todo la familia tradicional.
bibliografía
Giddens, Anthony 2003 Un Mundo Desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas (traducido por Pedro Cifuentes), editorial Taurus, México, 65-79.

La recomendación del mes

Uno de los problemas que enfrentan los estudios del parentesco (y la antropología en general) en Latinoamerica esque mucha buena bibliografía está escrita sólo en Inglés. Un ejemplo de ello es este libro " El genio del Parentesco: el fenómeno del parentesco humano y la diversidad global de los términos del parentesco"

miércoles, 16 de junio de 2010

¿Existe una familia? Nuevas perspectivas en antropología.

Este artículo ha sido escrito por tres autoras. Ellas comienzan con una pregunta para argumentar que la mayoría de nuestras discusiones sobre “las familias” están nubladas por nociones inexploradas de cómo estas son realmente. Ellas argumentan que somos incapaces de apreciar la profunda importancia de lo que son las ideologías de relaciones intimas a través de las diferentes culturas

Este ensayo está dividido en tres secciones. La primera parte examina el significado de “La Familia” en las ciencias sociales a través del trabajo del trabajo de Bronislaw Malinowski quien de acuerdo a las autoras convenció a los científicos sociales de que La Familia era una institución humana universal. La segunda sección toma el trabajo de los científicos sociales y pensadores del siglo XIX a quienes Malinowski refutó, esto porque ya que ellas pretenden mostrar que Malinowski se equivocó al plantear a la Familia como institución humana universal, resulta importante explorar el trabajo de los pensadores que no cometieron estos mismos errores. Por último incursiona en las reflexiones “correctas” de los teóricos decimonónicos para mostrar algunas implicancias que puede tener entender La Familia, no como una institución concreta diseñada para satisfacer necesidades humanas universales sino más bien, como una construcción ideológica asociada al estado moderno.

En la primera parte de este ensayo ellas dicen que durante el siglo XIX –antes que Malinowski propusiera su concepto de familia- el debate en boga sobre todo con algunos exponentes de la evolución social argumentaban que los primitivos eran incapaces de tener familia ya que al ser sexualmente promiscuos los niños no podían reconocer a su padre, pero para 1913 Malinowski publica su libro The Family among the Australian Aborigines y el anterior debate acerca de si todas las sociedades tenían o no familias quedó sepultado. Para las autoras Malinowski más que haber agregado datos a una de las tendencias el libroki terminó con el debate sobre la universalidad de La Familia. En esta obra él al distinguir acto sexual de relaciones maritales, separó el comportamiento sexual de las cuestiones de La Familia, volviendo la evidencia de la promiscuidad sexual un hecho irrelevante para decidir acerca de la universalidad de La Familia. Por otra parte también argumentó que las relaciones maritales, y por lo tanto La Familia, debían ser universales ya que satisfacían una necesidad humana universal.

Malinowski en su intento de demostrar la existencia de familias entre los aborígenes australianos describió tres características de las familias que creía derivaban de la función universal de La Familia de “crianza” de los niños. En primer lugar dijo que las familias debían tener fronteras claras. En segundo lugar argumentó que las familias debían tener un lugar donde los miembros pudieran estar juntos y llevar a cabo las tareas que se asociaban al cuidado y la crianza de los niños, y finalmente argumentó que los miembros de La Familia sentían afecto los unos por los otros.

Para estas tres autoras el libro de Malinowski sobre los aborígenes australianos dio a los científicos sociales un concepto de familia que consistía en una función universal, la “crianza” de los niños. De acuerdo a lo que ellas exponen este concepto estaba montado en

1) un conjunto definido de personas que se reconocían entre ellas y se distinguían de otros conjuntos similares;

2) un espacio físico definido, un fuego y un hogar; y

3) un conjunto particular de emociones, cariño familiar.

Este concepto de La Familia como una institución para la “crianza” de los niños según lo señalan las autoras probablemente ha sido duradera porque el cuidado de los niños parece ser la función principal de La Familia en las modernas sociedades industriales.

Las autoras de este ensayo no son evidentemente funcionalistas, de hecho ellas hacen una crítica al concepto de Malinowski a través de una crítica al funcionalismo, ellas lo dicen así:

“…el error en el razonamiento de Malinowski es el mismo que se encuentra en todo análisis funcionalista: que una institución social parezca desarrollar una función necesaria no quiere decir ni que la función no se llevaría a cabo si la institución no existiese, ni que la función sea responsable de la existencia de esta institución…” (Collier, Rosaldo, Yanagisako, 5: 1997)

La segunda parte de este ensayo como ya bien lo mencionaba toma a los científicos sociales como protagonistas, pero esta vez toma el trabajo de los pensadores del siglo XIX a quienes Malinowski refutó. El propósito de las autoras es que ya que se proponen mostrar, que Malinowski se equivocó al plantear la Familia como institución humana universal, es importante explorar el trabajo de los pensadores que no cometieron estos mismos errores. Para las autoras el concepto de familia que construyó Malinowski después de una reconsideración de la evidencia etnográfica disponible sugiere que es más problemática de lo que un ingenuo observador podría pensar. Para ellas si lo que queremos es entender mejor la naturaleza de “La Familia” en el presente, se hace necesario explorar dos cuestiones importantes: la primera de ellas es por qué tantos pensadores sociales continúan creyendo en La Familia, como una institución universal; y la segunda consiste en explorar si la tradición antropológica nos ofrece alguna alternativa a la visión “natural y necesaria” de las familias. Para ellas solo examinando ambas cuestiones y a profundidad seremos capaces de sugerir “nuevas perspectivas antropológicas” para La Familia en el presente.

La tesis central de esta segunda parte para ellas es que si bien la mayoría de los científicos sociales modernos heredaron los prejuicios victorianos que tienden hacia una perspectiva que unifica a la mujer y La Familia con un conjunto aparentemente inmutables de necesidades biológicamente dadas, se ha sin embargo, fracasado en considerar una pequeña área en la cual los evolucionistas victorianos no se equivocaron, y es que ellos entendieron que las familias -como las religiones, las economías, los gobiernos o las leyes-, no son inmodificables sino el producto de variadas formas sociales, y que las relaciones entre los esposos y entre los padres y sus pequeños hijos pueden ser de diferentes maneras en los diferentes ordenes sociales; si bien los escritores del siglo XIX se formaron una concepción totalmente errónea de la sociedad primitiva, estaban en lo correcto al insistir en que La Familia, en su sentido moderno - una unidad biológica y legalmente definida, asociada a la propiedad, la autosuficiencia, con el afecto y el espacio “dentro” del hogar- es algo que emerge no en las cuevas de la Edad de Piedra sino en las formas sociales del complejo gobierno del Estado.

En pocas palabras, lo que los victorianos reconocieron es que la vida social humana ha variado en su forma “moral” - “cultural” o “ideológica”- y que hacer familias es algo más que hacer bebes. Ellos comprendieron que las familias no existen en todas partes, es una unidad moral e ideológica que no aparece universalmente sino en ordenes sociales particulares.

Por último ellas incursiona en las reflexiones correctas –según sus palabras- de los teóricos decimonónicos para mostrar algunas implicancias que puede tener entender La Familia, no como una institución concreta diseñada para satisfacer necesidades humanas universales, sino más bien como una construcción ideológica asociada al estado moderno. En Si lo que ellas expresan al final de este ensayo es que la comprensión de que La Familia no como una “cosa” concreta que satisface “necesidades” concretas, sino más bien una construcción ideológica con implicaciones morales, puede hacer posible un análisis más refinado del cambio histórico en La Familia americana y occidental, que el que se ha heredado de los funcionalistas; en ellos la Familia y sus miembros constitutivos se “adaptan” para satisfacer requerimientos funcionales creados por la industrialización de la producción. Para estas autoras una vez que comencemos a ver a La Familia como una unidad ideológica, y le prestemos el mismo respeto que a cualquier estatuto moral, podremos empezar a develar el más complejo proceso dialéctico a través del cual las relaciones familiares y La Familia, como construcción, se transformaron mutuamente, y se podrá examinar la forma en que las personas y las instituciones estatales actuaron, y no sólo reaccionaron, asignando a grupos de parentesco ciertas funciones de las que se los responsabilizo legalmente.

Bibliografía
Jane Collier Michelle Z. Rosaldo Sylvia Yanagisako. ¿Existe una familia? Nuevas perspectivas en antropología.

Cuerpo, parentesco y poder entre los Baruya de Nueva Guinea

En este ensayo Godelier dice que entre las representaciones que los Baruya tienen del cuerpo humano se propone examinar particularmente aquellas que conciernen al proceso de concepción y de crecimiento de los niños. Para ello el comienza hablando de qué es un niño para los Baruya, él dice que para ellos los niños son el producto de la unión sexual de un hombre y una mujer y de la intervención del sol, poder cósmico que al desprenderse de la tierra con la cual estaba mezclado y elevándose sobre ella, seguido por la luna, puso fin a las primeras edades del universo y estableció el orden cósmico que ha reinado hasta nuestros días. La luna, según las versiones esotéricas del mito Baruya que señala Godelier, es la esposa del sol, pero en las versiones esotéricas del maestro de los chamanes, la luna es el hermano pequeño del sol y ambos se encuentran en el origen de la sucesión de las estaciones y del éxito o fracaso de los cultivos. Si el sol desciende muy cerca de la tierra, todo lo que crece arde y se seca; si es la luna, el mundo se vuelve frío y húmedo. Podemos ver según señala Godelier que entre los Baruya existe un fuerte misticismo y creencia en las fuerzas de la naturaleza en las diferentes esferas de su vida.


Al respecto de la fecundación y desarrollo de los niños Godelier explica que este es concebido cuando el semen del hombre penetra en una especie de saco de bilum, “tandatta” que está en el vientre de la mujer y allí se encuentra encerrado y el semen produce los huesos del niño y su esqueleto; por otra parte la piel proviene del hombre y de la mujer y la sangre parece crecer a medida que el embrión se desarrolla. Como “la piel” significa también la carne en baruya, el hombre produce el esqueleto –la cabeza, las manos y los pies, partes esenciales del individuo- y una parte de la carne y la mujer produce otro tanto. Godelier señala que el recién nacido no es solamente el producto de la unión de un hombre y una mujer, pues en el curso del embarazo el sol interviene para dar al embrión su forma definitiva, él lo termina al hacer crecer los dedos de las manos y de los pies y fabricar la nariz, la boca y los ojos.

Godelier después de dar una vasta descripción de las ideas y concepciones de los Baruya entorno a la relación de pareja y las leyes que los rigen en diferentes actividades de su vida – relaciones coitales, la menstruación de la mujer etc- señala que un cuerpo humano entre los baruya está habitado por un espíritu o por muchos. Para ellos el espíritu es cualquier cosa que se encuentra alojada en la cabeza, bajo la cima del cráneo. El espíritu de un individuo se aloja muy tardíamente en su cuerpo y este espíritu es a menudo el de un antepasado que vuelve al cuerpo de algunos de sus descendientes. Godelier dice que algunos meses después del nacimiento de un niño, cuando se está seguro de que vivirá y el padre ha hecho un don ritual a su familia materna, al linaje de su esposa, entonces se le da un primer nombre, y se guarda en secreto todavía el segundo, el gran nombre que él o ella llevará después de haber sido iniciado(a). Este nombre es el que llevaba su abuelo o su tío abuelo, su abuela o su tía abuela, según se trate de una hembra o un varón. Existe entre los Baruya transmisión de nombres entre individuos de un mismo linaje que pertenece a generaciones alternas.

Por otra parte entre los baruya se entierra o se expone a los muertos en una especie de tierra de nadie, en el flanco de una montaña, la cabeza volteada hacia sus territorios de caza y sus ríos. Una de la ideas centrales entorno a la muerte para los baruya es que la tierra nutre a los hombres, pero los hombres abonan con su carne la tierra que dejan a sus descendientes; Godelier dice que si bien los baruya conciben la agricultura como una especie de pasaje del salvajismo a la civilización, ellos hacen de la muerte la condición de este pasaje. Por otra parte también denota que los baruya eran caníbales que se comían a sus enemigos y no solamente a los guerreros más valientes, muertos en combate, cortaban sobre el campo de batalla los brazos y las piernas de un cierto número de cadáveres; por lo que, para los baruya el cuerpo humano no es solamente fuerte y bello es igualmente apetecible.

Mas adelante Godelier señala que para los baruya el poder de los hombres está formado por la adición y conjunción de los poderes masculinos y femeninos. El poder de los hombres reside en su semen, que hace los huesos y da fuerza, pero es en el vientre de las mujeres donde crecen los niños y son ellas quienes los traen al mundo y los educan. Él dice que los hombres actúan colectivamente fuera de las relaciones de parentesco y del círculo de los padres para producir y reproducir su fuerza, su identidad, su superioridad sobre las mujeres. Godelier se extiende hablando de cómo es el trato de los hombres baruya con las mujeres baruya y como estas relaciones en cierto sentido y áreas han sido de violencia sobre las mujeres al grado de a veces matarlas.

Por otra parte Godelier habla de La penetración de la manera de existir juntos en el cuerpo de los baruya –tal como nombre el tercer apartado de su ensayo-. Él comienza hablando de el ritual de iniciación de los jóvenes haciendo un adescripción y análisis del mismo. Posteriormente él habla de las relaciones de propiedad, de pertenencia y de dominación implicadas en las representaciones baruya del proceso de concepción de un niño, al respecto dice que entre los baruya el padre representa al “ genitor” del niño y la madre del niño a su “genitora”, el primero contribuye a la concepción su semen –en baruya, lakala alye, agua del pene- y la segunda con su carne. El semen produce los huesos, el armazón del individuo y este igualmente nutre al feto en el vientre de la mujer. La relación entre semen de hombre y carne de la mujer es, pues según lo señala Godelier, una relación entre dos sustancias complementarias, pero en la cual una tiene un poder fecundante y nutritivo superior a otra, y lo que nos dicen estas representaciones es que el hombre es superior a la mujer, pero que su unión es necesaria.

Por otra parte Godelier dice que el doble papel dado al semen parece legitimar el hecho de que los niños pertenezcan al padre –y a los parientes paternos por el semen del padre- y corresponde al modo de descendencia que domina en la organización de las relaciones de parentesco entre los baruya, la descendencia a través de los hombres, el principio patrilineal de descendencia. La madre y los familiares de la madre tienen igualmente derechos sobre esos niños, porque han nacido de su carne. Él dice que al hermano de la madre se lo llama apia unié (tío de pecho), para distinguirlo de los tíos maternos clasificatorios, y sus hijos, los primos cruzados matrilinealmente de Ego, se llaman “primos de pecho” y por el contrario, los primos cruzados patrilaterales; los hijos de la hermana del padre, se llaman “primos del hígado” (kalé). Un año después del nacimiento de un niño, cuando se cree que sobrevivirá, el padre ofrece un puerco, sal y otros presentes al hermano de la madre y a partir de ese día, puede ver el rostro de su hijo, que hasta entonces le había sido ocultado y hasta entonces el niño comienza entonces verdaderamente a pertenecerle. Por último el niño es descendiente de los dos grupos, pero no pertenece más que a uno, el del padre, aunque el de la madre tenga también derechos y obligaciones muy importantes con él.

La terminología de parentesco baruya es de tipo iroqués según lo señala Godelier y distingue, con respecto a Ego, a los primos paralelos y a los primos cruzados. Si nos ponemos en el punto de vista de un Ego masculino, no puede desposar a ninguna de sus primas paralelas patrilaterales, pues ellas pertenecen al mismo linaje que él y descienden del semen de los mismos antepasados y una unión tal sería considerada como incestuosa y castigada con la muerte. Puede desposar una prima paralela matrilateral, con la condición de que la madre de la joven no haya estado casada con un hombre del linaje del muchacho.

Posteriormente Godelier habla de las representaciones baruya del crecimiento y del desarrollo de un niño, él dice que a los ojos de los baruya, una niña crece más fácil y rápidamente que un varón, la prueba es que cuando una niña tiene sus primeras reglas su cuerpo está ya en pleno desarrollo, mientras que los varones de su edad son todavía pequeños y delgados. Existe una especie de carrera entre niños y niñas donde las niñas ganan. A diferencia de las hijas, que dan a los baruya la impresión de desarrollarse casi solas cerca de su madre y en el seno de la familia, para llegar a ser hombres y ser finalmente más fuertes que las mujeres, los muchachos necesitan ser separados de su madre y recibir una enorme cantidad de cuidados y de fuerzas que les son prodigados por el conjunto de los hombres gracias a la intervención de los hombres del Kwaimatnié, por el sol y los otros poderes sobrenaturales, la luna, las pléyades, etcétera. Godelier agrega que entre los baruya si el niño es varón, en primer lugar la fuerza que le dan los dones reiterados de semen de los iniciados mayores que él, lo nutren en la casa de los hombres; y si es una niña, esta fuerza le vendrá de la leche que le dan las mujeres que acaban de ser madres. Hay también la savia (simiente-leche) de los árboles, que los padrinos de cada iniciado aspiran en su boca para darla a beber al niño. Godelier Señala de paso que todo iniciado baruya tiene dos padrinos de edad diferente, tomados en general de su linaje materno y de los cuales uno es considerado “como su madre” y el otro “como su hermana”. Para Godelier las funciones maternas se encuentran, transferidas y traspuestas en el mundo de las iniciaciones, pero masculinizadas.

Así, por la conjugación de todas estas fuerzas que Godelier ha descrito hasta aqui, se reproduce la estructura de la sociedad baruya y sus jerarquías: la que existe entre los hombres y las mujeres y la que existe entre los grandes hombres y los demás. Al final de este ensayo Godelier se plante la pregunta ¿Qué es lo que justifica, a fin de cuentas, ante los ojos de los baruya, tal diferencia de estatus y de destino entre hombres y mujeres? Ël dice que según su nvestigación hay dos grandes razones: las mujeres no tienen semen y de su cuerpo se escurre regularmente sangre menstrual. Dos razones negativas, pero diferentes, la ausencia de semen es negativa por privación, la presencia de sangre menstrual es negativa por su acción misma.

Al finalizar Godelier dice que se puede señalar un hecho fundamental, entre los baruya la diferencia entre el cuerpo del hombre y de la mujer, diferencias anatómicas y psicológicas, sirven para enunciar y sellar el destino social de cada uno. El cierra su ensayo dejando el debate abierto en torno a una pregunta ¿hasta dónde llega la lógica en el juego y la variedad de “lógicas” simbólicas, sociales y materiales que son las sociedades?
Bibliografía
Godelier, Maurice, Cuerpo, parentesco y poderes entre los Baruya de Nueva Guinea en: Cuerpo, parentesco y poder. Perspectivas antropológicas y críticas, Quito, Abya Yala, 2000, p. 19-89.