domingo, 14 de noviembre de 2010

EL RITUAL EN LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

Eric Hobsbawm comienza señalando que Todas las organizaciones humanas tienen su aspecto ceremonial y ritual; y que no es nuevo que en los movimientos sociales modernos no haya un ritual deliberadamente elaborado, además agrega que lo que mantiene unidos a los miembros es el contenido y no la forma. Al respecto el ejemplifica con diferentes situaciones donde no existe un ritual específicamente elaborado y no por eso el grupo deja de tener cohesión; él a través de estos ejemplos quiere señalar que en definitiva esa cohesión existe por el contenido y no la forma; aunque dice que en los movimientos sociales primitivos europeos la forma desempeña un papel mucho más importante, aunque sus miembros no tuvieran en cuenta la clara noción moderna entre la forma y el contenido; él dice que ninguno de ambos elementos puede existir sin el otro.

Hablando de los formalismo de los movimientos sociales primitivos, hay una serie de elementos; en primer lugar Hobsbawm menciona la importancia de las formas vinculadoras de la iniciación. El dice que ésta conforme a su ritual puede servir para vincular estrechamente el miembro a la organización, por ejemplo haciéndole –al individuo- quebrantar los tabúes normales, como ocurre en las hermandades de los que conscientemente se sitúan al margen de la sociedad. Luego menciona los ceremoniales de la reunión periódica, que de vez en cuando reafirma la unidad de los miembros como en las procesiones, mitines etc. En tercer lugar menciona los que llama rituales prácticos, que permiten a los miembros realizar en la práctica sus funciones. Por último, menciona el simbolismo que señala es el más importante de estos elementos, y que se halla por doquier. El dice que en las organizaciones primitivas era él quien unía la forma y el contenido.

A continuación Hobsbawm se pregunta ¿Dónde, en los movimientos sociales del siglo xix, podemos esperar descubrir este primitivismo? -en referencia a lo que señala del simbolismo-. El dice que en primer lugar en organizaciones que por ser secretas o por la ambigüedad de sus objetivos revolucionarios, imponían a sus miembros un grado excepcional de cohesión; y en organizaciones que por derivar de asociaciones y de tradiciones más antiguas, retenían vínculos singularmente fuertes con el pasado remoto. Posteriormente Hobsbawm se extiende explicando una por una el ritual de iniciación, el ritual de las reuniones periódicas, los rituales prácticos, y señalando ejemplos específicos. Al final de estos ejemplos él dice que por más que el ritual fuese universal bajo una u otra de sus formas, las organizaciones obreras más ritualizadas fueron menos de las que pudiera suponerse, salvo entre los artesanos de los oficios tradicionales y en los organismos que carecían de meta colectiva de índole política o económica. El agrega que aun entre las artes y oficios preindustriales el ritualismo no era general, aunque suele presentarse en todas las asociaciones de oficiales con función casi sindical.

Hobsbawm dice que el período entre 1789 y 1848 fue testigo de un desarrollo de las organizaciones rituales que tiene una importancia considerable en la historia de los movimientos sociales, y en la historia misma. El dice que a lo largo de todo el período de las tres revoluciones francesas, la hermandad revolucionaria secreta fue con mucho la forma de organización más importante al servicio de las miras modificadoras de la sociedad existente en Europa occidental, llegando ella a tal punto de ritualización que a veces más parecía un remedo de ópera italiana que no una entidad revolucionaria. El dice que asociaciones de este tipo conservaron su importancia política en otros lugares, y algunas son todavía relevantes.

Es importante señalar que Hobsbawm dice que las relaciones entre la masonería, o las asociaciones cuasi masónicas, y los movimientos revolucionarios, han sido objeto de largos debates, singularmente por parte de los que andan en pos de una concepción paranoica de la historia. El dice que la masonería del siglo XVIII parece que fue menos una organización única con doctrina y programa fijos que un complejo de grupos. Mas adelante Hobsbawm señala que la ritualización de la hermandad tenía una función sociológica distinta de la requerida por las solas necesidades prácticas de la agitación ilegal; el dice que la asociación era algo así como una secta religiosa a la vez que un grupo político.

Hobsbawm posteriormente esboza brevemente la decadencia de la hermandad ritual para luego explicar las razones determinantes de su excesiva ritualización. El prácticamente dice que La edad de oro de las hermandades entendidas como familia aparte, con una unidad inherente siquiera teórica, terminó con las revoluciones de 1830. Despues posteriormente se pregunta Por qué ese decaimiento y muerte de las hermandades rituales; la explicación más sencilla dice sería la de que descubrieron el carácter superfluo del ritual y acaso su nocividad. Para el esta tenía dos funciones prácticas importantes; la de unir a los miembros estrechamente en el seno de la asociación, y la de preservar sus secretos aunque no fuese necesario para ninguna de ambas metas. Entre otras razones que explica. En otro orden de ideas el dice que Los rituales prácticos tenían su utilidad en cuanto protegían a la sociedad, pero la verdadera fuerza de las normas encaminadas a la seguridad de ésta reside en su sentido común. El aprenderlas como si se tratara de un ritual puede llegar a obstaculizar su utilización efectiva. Al final el termina diciendo que los investigadores tendrán que trabajar mucho más acerca de las asociaciones revolucionarias secretas de los últimos ciento cincuenta años en el mundo entero, antes de que se pueda lograr algo más que la mera especulación acerca del fenómeno en su conjunto.

Hobsbawm, Eric
“Rebeldes Primitivos: Estudio sobre las formas arcaicas de los movimientos sociales en los siglos XIX y XX”
CAPITULO IX. EL RITUAL EN LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
1983

jueves, 11 de noviembre de 2010

Recomendación # 2



Es una lastima y una perdida valiosa que varios libros especializados en antropologia no se encuentran traducidos al español, como lo es el caso de este libro "La antropologia de la religion: una introducción" de Fiona Bowie. Este libro aborda diferentes tematicas entre las cuales: teorias y controversias, el cuerpo como simbolo, manteniendo y transformando fronteras: la politica de la identidad religiosa; sexo, genero y lo sagrado, religión cultura y medio ambiente, teoria del ritual, ritual de pasajes y ritual de violencias, chamanismo, mitos y brujeria; entre otros. El libro ha sido publicado en Malden Massachussetts y ha sido publicado en 2006.

humor antropológico

...Diriamos que hallamos aquí, aparentemente “in fraganti” aquello que los alemanes suelen calificar como “hipocresía”:

"...el pueblo únicamente trabaja debido a que es pobre y en tanto lo sea..." [capitalismo]

La ética protestante y el espíritu del capitalismo

Max weber en este libro ha unido dos trabajos que había elaborado hace algún tiempo; ambos pretenden aproximarse en alguna medida a la determinación del influjo de ciertos ideales religiosos en la constitución de una “mentalidad económica”; apegándonos al caso preciso de los nexos de la ética económica moderna con la ética racional del protestantismo ascético. Uno de los aportes importantes de Weber es que el elaboró varios trabajos similares a este, su objetivo era encontrar y explicar los nexos que las religiones más importantes que han existido en el mundo guardan con la economía y la estructura social del medio en que surgieron; ya que para él de esa forma es posible declarar cuáles son los elementos de la ética económica religiosa de Occidente imputables a dichas circunstancias sociológicas.

La introducción de este libro él la denomina “el problema”. Comienza por señalar que ha existido un Occidente-Centrismo; –término acuñado por mi persona- en la producción de conocimiento; por ejemplo el dice que pareciera que solamente en los países occidentales existe y ha existido “ciencia” en aquella etapa de su desarrollo aceptada como “válida”. Lo mismo dice al respecto con otros ejemplos de Astronomía, geometría, ciencias naturales, la medicina, arte etc. Él se pregunta ¿Qué serie de circunstancias ha determinado que sólo sea en Occidente donde hayan surgido ciertos sorprendentes hechos culturales, los cuales parecen señalar un rumbo evolutivo de validez y alcance universal? Siguiendo esta línea de ejemplos él quiere llegar a señalar que el funcionario especializado; como piedra angular del Estado y de la economía moderna en Europa, es producto occidental y que en otra parte a este funcionario especializado no se le ha dado nunca tanta importancia para el orden social como en el occidente.

Él dice que el deseo de lucro, como la tendencia a enriquecerse son tendencias que se encuentran presentes en todos los estratos sociales y en todos los tiempos así como en todos los rincones de la tierra, en cualquier situación que ofrezca una objetiva posibilidad de conseguir un fin de lucro; por lo que señala que es necesario abandonar esa concepción ingenua del capitalismo. También dice que es necesario diferenciar capitalismo de un acto de “economía capitalista”; para él este acto se apoya en la expectativa de una ganancia producto del juego de recíprocas posibilidades de cambio, en clásicas probabilidades pacíficas lucrativas, lo cual no es nuevo y siempre ha existido.

Weber dice que en Occidente existe un tipo de capitalismo desconocido en cualquier otra parte del mundo: La organización racional-capitalista del trabajo básicamente libre. Para él, en cualquier otro lugar no existen más que atisbos, embriones de ello. Ahora, para que existiera esta organización racional moderna del capitalismo europeo, señala que hubo la intervención de dos factores determinantes en su evolución: por un lado la bifurcación de la economía doméstica y la industria; y la consecuente contabilidad racional y esta última se encuentra de manera sustancial condicionada por las posibilidades técnicas de realizar un cálculo con precisión. En concreto Weber dice que la diferencia con el capitalismo Occidental es que este ha brindado a la vida económica un derecho y una administración dotándolos de esta exactitud clásica técnico-jurídica. El punto que a llevado a Max Weber hacer todo este análisis es el llegar a preguntarse: ¿Cuál es la causa de la existencia de dicho Derecho? Para él en esta evolución del Derecho actuaron, otros elementos –aparte de los que ha mencionado a lo largo de la introducción- y otras fuerzas y que son esas a las cuales él quiere llegar y donde el protestantismo tiene lugar a este espacio de análisis.

El primer capítulo lo titula “confesión y estructura social”. Él comienza por señalar que al examinar las estadísticas profesionales de países en los que existen credos religiosos, sobresale con frecuencia el fenómeno de la índole protestante que se distingue en las propiedades y empresas capitalistas y en las esferas superiores de las clases trabajadoras. El menciona diferentes causas históricas que considera importante mencionar. Entre ellas una de las más fuertes que menciona es la ruptura con el tradicionalismo. Él dice que evidentemente, la ruptura con el tradicionalismo económico da la impresión de ser el excepcional momento propicio para que en el espíritu surja la duda ante la tradición religiosa y decida enfrentarse a las autoridades impuestas por la tradición. Entre otros ejemplos más menciona la notoria diferencia en la clase de enseñanza que lo hijos de padres católicos reciben de en comparación con la de los protestantes.

Uno de sus argumentos centrales en este capítulo lo encontramos vertido en el siguiente artículo:

“…que las minorías nacionales o religiosas puestas en calidad de “oprimidas” frente a otros grupos calificados como “opresores”, debido a que, por propia voluntad o irremediablemente se ven excluidos de los puestos influyentes en la política, emprenden por costumbre la actividad industrial, que favorece a sus miembros mejor capacitados a convertir en realidad un deseo en cuyo logro no puede ayudar el Estado teniéndolos a su servicio…” (Weber: 1979, 18)

Weber dice que los protestantes tanto en calidad de oprimidos u opresores, como en mayoría o minoría, han revelado siempre una singular inclinación hacia el racionalismo económico, inclinación que no se manifestaba antes ni ahora entre los católicos en ninguna de las circunstancias en que puedan hallarse. Él dice que.

“…El católico siendo el más tranquilo, el menos dotado de afán adquisitivo, tiene preferencia por una vida bien asegurada aunque los ingresos en ella sean de menos cuantía que los que pudiera redituarle una vida de incesantes peligros y exaltaciones tras los honores y las riquezas adquiridos eventualmente. Si analizamos el refrán que reza: comer bien y dormir tranquilo, vemos que el protestante es quien se decide por lo primero, en tanto que al católico le gusta más dormir tranquilo…”(Weber: 1979, 19)

Al final el dice que si se pretende hallar un nexo entre ciertas manifestaciones del protestantismo y de la cultura capitalista moderna, será en sus características netamente religiosas. El segundo capítulo él le ha llamado “El espíritu del capitalismo”; para explicar a qué se refiere con espíritu el cita y se basa en un texto de Benjamin Franklin donde se trasluce este espíritu capitalista. Posteriormente weber se extiende argumentando y cuestionando la moral y ética de Franklin dilucidad en ese texto, y al mismo tiempo cuestionando “ambas” en los países occidentales. Posteriormente habla de la diferencia entre el espíritu capitalista y el pre capitalista y da algunos ejemplos. Un elemento importante que él menciona contra el cual el capitalismo occidental tuvo que luchar fue lo que podría calificarse como “tradicionalismo”. El no hace una explicación definitiva a este fenómeno; solo da algunos ejemplos como que al trabajador no le importó ganar menos con tal de no trabajar más, es decir la aspiración del individuo no es ganar más y más dinero, sino continuar su existencia pura y llanamente como siempre lo hizo, obteniendo sólo lo necesario para pagar sus gastos.

Posteriormente la siguiente idea que desarrolla es que con el “nuevo” tipo de formación religiosas –protestantismo- están las probabilidades prácticas de mejorar la lentitud tradicionalista que esta lo posibilita. Hasta aquí dice Weber, las observaciones con respecto al capitalismo actual -que ha señalado- resultan de gran utilidad para el interés de la indagación de cómo pudieron ser factibles, en la época en que surgieron, estos nexos de la aptitud capitalista para acoplarse con los elementos religiosos. Al finalizar Weber, habla de la relación del desarrollo del protestantismo con el desarrollo del racionalismo y en consecuencia del capitalismo; sin embargo en este segundo capítulo no termina de dilucidar el meollo del título de su libro.

Weber, Max                    “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”
Capitulos I y II
Tlahuapan, Puebla México
1979