domingo, 3 de julio de 2011

El final del salvaje: Naturaleza, cultura y política en la antropología contemporanea

10. EL MUNDO POSTNATURAL: ELEMENTOS PARA UNA ECOLOGÍA POLITICA ANTI-ESENClALlSTA


En el ocaso del siglo xx, la cuestión de la naturaleza aún permanece sin resolver en cualquier orden social o epistemológico moderno. Con esto no solamente me refiero a "nuestra' incapacidad -la de los modernos- para encontrar formas de relacionarnos con la naturaleza sin destruirla, sino al hecho de que la respuesta dada a la "cuestión de la naturaleza" por las formas del conocimiento moderno -desde las ciencias naturales hasta las hurnanas- se ha quedado corta en tal búsqueda, a pesar del extraordinario salto que éstas parecen haber dado en décadas recientes] Que en la base de la mayoría de los problemas ambientales haya formas particulares de organización social imperialistas, capitalistas y patriarcales, entre otras, no es una explicación
válida para el impase en el que las ciencias ambientalistas se encuentran hoy día.

 El hecho es que nosotros -¿quiénes y porqué?- nos vemos forzados a planteamosla preguntade la naturalezade unanueva rnanera. ¿Podría ser también porque las construcciones básicas con las cuales la modernidad nos ha equipado para está búsqueda -incluyendo la naturaleza y la cultura, así como la sociedad. la política, y la economía- ya no nos permiten cuestionamos a nosotros mismos y a la naturaleza, de formas que puedan darnos respuestas novedosaúO quizás es porque. como Marilyn Strathem (1992a) ha sugerido, ¿hemos entrado en una época definida por el hecho de estar "más allá de la naturaleza"? La "crisis de la naturaleza" también es una crisis de la identidad de la naturaleza. El significado de la naturaleza se ha transformado a través de la historia, de acuerdo con factores culturales, socioeconómicos y políticos. Como Raymond Williams lo plantea, "aunque a menudo pasa desapercibida, la idea de la naturaleza contiene una extraordinaria cantidad de historia humana" (1980:68). Rechazando planteamientos esencialistas acerca de la naturaleza de la naturaleza, Williams va más allá para proponer que en tales planteamientos la idea de la naturaleza es la idea del hombre  la idea del hombre en la sociedad, claro está, las ideas de diferentes tipos de sociedades" (1980:71). El hecho de que la naturaleza haya llegado a ser pensada de manera separada de la gente y producida a través del trabajo, por ejemplo, está relacionado con la visión de "hombre" producida por el capitalismo y la modernidad. Siguiendo los planteamientos de Williams, Barbara Bender propone que la experiencia de las personas en cuanto a la naturaleza y el paisaje "se basa, en gran medida, en la particularidad de las relaciones sociales, políticas y económicas dentro de las cuales dichas personas viven sus vidas]' (1993:246). Una etnografía del paisaje emerge de estos trabajos, los cuales reinscribiría~ la historia en el supuesto texto natural de la naturaleza.

Existen otras fuentes que alteran nuestro arraigado entendimiento de la naturaleza. Como varios autores han observado (Haraway, 1991: Strathern, 1992b; Rabinow, 1992; Soper, 1996), en el despertar de´una intervención sin precedentes a un nivel molecular de la naturaleza, podemos estar presenciando el ocaso de la ideología moderna del naturalismo, esto es, de la creencia en la existencia de la naturaleza prístina por fuera de la historia y del contexto humano. Debemos ser claros que dicha ideología implica una concepción de la naturaleza como un principio esencial y una categoría fundacional, un campo para el ser y la sociedad, la naturaleza como "un campo independiente de valor intrínseco, verdad o autenticidad" (Soper, 1996:22). Sin embargo, afirmar la desaparición de dicha noción es ostensiblemente diferente a negar la existencia de una realidad biofísica, prediscursiva y presocial si se quiere, con estructuras y procesos propios, que las ciencias de la vida tratan de entender.

Por un lado, para nosotros los humanos -incluyendo a biólogos y ecologistas- esto significa enfatizar que la naturaleza es siempre construida mediante nuestros procesos discursivos y de significación, de tal forma que lo que percibimos como natural es a su vez cultural y social; dicho de otra  manera,la naturaleza es simultáneamente real, colectiva y discursiva -hecho, poder y discurso- y, en consecuencia necesita ser naturalizada, sociologizada y deconstruida (Latour, 1993)~;Por-otro lado, con las tecnociencias moleculares -desde el Adn recombinante hasta el mapeo de genes y la nanotecnología- nuestras propias creencias de la naturaleza como pura e independiente están dando paso a una nueva visión de la naturaleza como producida artificialmente. Esto apuntala una transformación ontológica y epistemológica sin precedentes, que apenas hemos comenzado a entender: ¿Qué nuevas combinaciones de naturaleza y cultura llegarán a ser permisibles y practicables? En todo el mundo, la transformación de lo biológico está dando lugar a una gran variedad de formas de lo natural. Desde las selvas tropicales hasta los laboratorios de biotecnología avanzada, los recursos culturales y biológicos para la invención colectiva de naturalezas e identidades revelan un aIto grado de heterogeneidad y desigualdad. Argumentaré que las naturalezas, como las identidades, pueden ser pensadas como híbridas y múltiples, incluso si el carácter de dichas hibridaciones cambia de lugar en lugar, así como de un conjunto de prácticas a otro. De hecho, los individuos y colectivos están hoy obligados a mantener diferentes naturalezas en tensión. Uno podría situar estas naturalezas según varias coordenadas o construir cartografías de conceptos y prácticas para orientarse en el increíblemente complejo campo de lo natural de hoy día.

Este texto sugiere una cartografía particular, de acuerdo con el eje de lo orgánico y lo artificial. La primera parte de este capítulo presenta los principios más importantes del anti-esencialismo filosófico y político. La segunda parte propone un marco de los "regímenes de naturaleza" desde una perspectiva antiesencialista; me refiero a estos regímenes como orgánico. capitalista y de tecno-naturaleza. Finalmente, la tercera parte argumenta la inevitabilidad de las naturalezas híbridas en el mundo contemporáneo, sustentando esta hipótesis desde la perspectiva de los movimientos sociales de la selva tropical. A su vez, esta parte retoma la pregunta por las relaciones posibles entre las ciencias biológicas y sociales dentro de una concepción anti-esencialista. En las conclusiones, trabajo algunas de las implicaciones políticas del análisis.

Para leer el documento completo: Click Aqui

Escobar, Arturo
El final del salvaje: Naturaleza, cultura y política en la antropología contemporanea
10. EL MUNDO POSTNATURAL:
ELEMENTOS PARA UNA ECOLOGÍA POLITICA ANTI-ESENClALlSTA
Santa Fe de Bogota diciembre 1999
CEREC

No hay comentarios: